Nvidia y AMD acordaron pagar al gobierno de EE. UU. el 15 % de los ingresos por la venta de chips específicos en China para obtener licencias de exportación, una medida inédita impuesta por la administración Trump. Nvidia aportará esa parte de sus ventas del chip H20, y AMD de su chip MI308. Este acuerdo busca incentivar inversiones en EE. UU. y generar ingresos para el país. Nvidia podría vender 1,5 millones de chips H20 en China en 2025, con ingresos estimados en 23 000 millones de usd. Aunque el chip estuvo prohibido por Biden, Trump autorizó su venta tras reunirse con Nvidia. Expertos en seguridad alertan que la medida podría fortalecer la capacidad militar china, pero Nvidia lo niega. China presiona además por relajar restricciones a chips de memoria de alta capacidad esenciales para IA.
La prórroga de la tregua arancelaria de 90 días entre EE.UU. y China, pactada en mayo, vence este martes y Donald Trump no ha dado señales de extenderla, reavivando temores de tensiones comerciales. Actualmente, exportaciones chinas a EE.UU. enfrentan aranceles combinados superiores al 55%, mientras que las estadounidenses hacia China pagan más del 32.6%. Un posible acuerdo implicaría que Pekín aumente compras de productos energéticos, agrícolas y, si se autoriza, semiconductores y equipo de fabricación de chips, con la posibilidad de reeditar el pacto “Fase Uno” de 2020 que fijaba incrementos de USD 200 mil millones en importaciones. China ha reducido sus exportaciones a EE.UU. un 12.6% en 2025, compensando con un alza del 13.5% hacia el Sudeste Asiático, lo que genera sospechas de transbordos. Las negociaciones incluyen disputas sobre controles de exportación de chips, rare earths y la amenaza de sanciones por compras de crudo ruso. Expertos prevén una cumbre Trump–Xi en Pekín en los próximos meses, con un clima más estable pero sin acercamiento real.
La cumbre entre Trump y Putin con el fin de negociar la guerra en Ucrania, es considerada por economistas como un triunfo para Moscú. La invitación sin condiciones, la ausencia de Ucrania y de representantes europeos fortalecen la posición política de Putin, aunque su economía sigue débil, con déficit fiscal, caída de ingresos petroleros e inflación del 9,4%. Rusia buscaría alivio inmediato de sanciones y concesiones territoriales como parte de un acuerdo. Los mercados reaccionaron positivamente al anuncio, mientras que las acciones de defensa europeas cayeron inicialmente, aunque analistas ven un escenario “ganar-ganar” para el sector, tanto si hay paz como si se reanudan compras militares para reponer inventarios.
Donald Trump pidió a Pekín cuadruplicar sus compras de soya estadounidense, destacando que ello ayudaría a reducir el déficit comercial chino con EE.UU. La petición ocurre justo antes de la cosecha estadounidense, cuando la oferta es abundante y competitiva frente a Brasil. En 2024, este comercio tuvo un valor de más de USD 12 mil millones, pero China no ha reservado cargamentos para la temporada 2025-2026. Los futuros de soya en Chicago subieron hasta 2.8%, su mayor alza intradía en cuatro meses. Pekín ha diversificado proveedores, aumentando compras a Brasil y probando cargamentos de harina de soya argentina, aunque analistas ven esto como una medida temporal. Expertos indican que China podría cubrir toda su demanda anual desde Sudamérica si las tensiones con EE.UU. persisten.
El fundador de SoftBank, Masayoshi Son, está centrando la estrategia de la compañía en la inteligencia artificial (IA), buscando liderar una revolución tecnológica en la próxima década. La empresa ha invertido fuertemente en el sector, con la compra del diseñador de chips Arm, adquisiciones de acciones de Nvidia y TSMC, y planes para invertir hasta USD 30 000 millones en OpenAI, además de un acuerdo de USD 6 500 millones para adquirir Ampere Computing. Estas iniciativas se enmarcan en la visión de Son de alcanzar una “superinteligencia artificial” 10 000 veces más inteligente que los humanos. El impulso ha mejorado las finanzas del Vision Fund, pero implica riesgos significativos: la inversión en OpenAI depende de cambios en su estructura, y la compra de Ampere requiere aprobación regulatoria en EE. UU. Además, SoftBank financia estas apuestas con ventas de activos como su participación en T-Mobile, lo que podría limitar el crecimiento futuro.