La Casa Blanca de Trump ordenó a las agencias federales preparar planes de Reducciones de Personal (RIF) permanentes en caso de un cierre de gobierno el 1 de octubre, rompiendo con el precedente de licencias temporales. Solo se mantendrían empleados esenciales, buscando presionar a los demócratas en medio del estancamiento presupuestario. La medida fue criticada con dureza: Chuck Schumer la calificó de “intento de intimidación” y anticipó un bloqueo judicial, mientras Hakeem Jeffries acusó a Trump de querer “arruinar la vida” de familias trabajadoras, sobre todo en Virginia. El enfrentamiento refleja la creciente tensión política tras el fracaso de los planes rivales en el Senado, elevando la incertidumbre sobre el impacto económico y laboral de un cierre.
Las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo en EE. UU. cayeron en 14,000 hasta 218,000 en la semana terminada el 20 de septiembre, por debajo de lo esperado, aunque el mercado laboral sigue debilitándose. El crecimiento del empleo promedió solo 29,000 plazas mensuales en los tres meses hasta agosto, muy por debajo de las 82,000 del mismo período de 2024. La Fed recortó su tasa de referencia en 25 puntos básicos al rango de 4,00%-4,25%, buscando sostener el empleo pese al riesgo inflacionario. Jerome Powell advirtió que la inflación aún es una amenaza, mientras el desempleo subió a 4,3%, su nivel más alto en casi cuatro años. Los beneficios continuos bajaron levemente a 1,926 millones, pero su nivel elevado refleja desempleo prolongado, con una duración media de 24,5 semanas.
La economía estadounidense creció 3,8% en el segundo trimestre de 2025, según una revisión al alza frente al 3,3% estimado inicialmente, tras la contracción de 0,6% en el primer trimestre, la primera en tres años. El repunte se debió principalmente a una caída histórica de 29,3% en las importaciones entre abril y junio, que aportó más de 5 puntos al PIB. Este comportamiento contrasta con el trimestre previo, cuando el adelantamiento de importaciones antes de los aranceles de Trump arrastró el crecimiento a la baja. El resultado refleja cómo las políticas comerciales han influido directamente en la trayectoria económica reciente. La volatilidad en los flujos comerciales se mantiene como un factor clave para las perspectivas de actividad.
El déficit de bienes en EE. UU. cayó 16,8% en agosto hasta USD 85,5 mil millones, por debajo de las previsiones de USD 95,2 mil millones, gracias a una fuerte reducción de las importaciones. Estas bajaron USD 19,6 mil millones hasta USD 261,6 mil millones, mientras que las exportaciones retrocedieron menos, en USD 2,3 mil millones hasta 176,1 mil millones. La reducción del déficit se convirtió en el motor principal del crecimiento del PIB en el segundo trimestre, cuando la economía avanzó 3,8%. Para el tercer trimestre, los analistas esperan un crecimiento en torno a 2,5% anualizado. Las políticas arancelarias de Trump han generado oscilaciones fuertes: dañaron la economía en el primer trimestre, pero la impulsaron en el segundo.
La administración Trump abrió investigaciones de seguridad nacional sobre importaciones de robótica, maquinaria industrial y dispositivos médicos, bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial. El proceso podría derivar en nuevos aranceles a equipos médicos como mascarillas, jeringas, marcapasos o bombas de insulina, con el objetivo de reforzar la producción nacional en sectores críticos. Expertos advierten que esto encarecería la atención médica y afectaría a pacientes y programas como Medicare y Medicaid. EE. UU. depende de México (18%) y China (17%) para maquinaria, y la industria automotriz sería de las más golpeadas, ya que instaló 13,747 robots en 2024, casi todos importados. Estas pesquisas se suman a las de farmacéuticos y semiconductores, reflejando la estrategia de Washington de reducir la dependencia de cadenas de suministro extranjeras, aunque con riesgos para costos y calidad.